El Museo del Juguete de Cataluña/Figueres se gesta a partir de la colección particular de Josep Maria Joan Rosa y Pilar Casademont Sadurní. Es fruto de su pasión creativa y esfuerzo a lo largo de más de veintidós años.
Inicialmente los juguetes ocupaban buena parte de su vivienda, situada en la calle Fossos de Figueres. El antimuseo –como lo denominó Manuel Vázquez Montalbán durante la visita que realizó en 1972– crecía en calidad y en cantidad; por eso, en diciembre de ese mismo año se inauguró, en el Palacio Güell de Barcelona, la primera exposición pública de los fondos más destacados. Y no sería la última: a lo largo de los años 70 y 80 del siglo pasado se sucedieron veinte exposiciones más.
Los inventarios de aquella primera etapa de coleccionismo se publicaron en el semanario progresista Triunfo, bajo el título «La noche de los juguetes vivientes», el 6 de enero de 1973. Sería la feliz premonición de lo que vendría nueve años después. El 18 de junio de 1982, el Museo del Juguete abrió sus puertas en el edificio del antiguo Hotel París, situado en la principal arteria de la ciudad de Figueres. Desde el primer momento, los fondos se incrementaron con numerosas e importantes donaciones, tanto de personas anónimas como de relevantes personalidades del mundo cultural, entre las que destacan la colección Guy Selz, la de Alan Glass y la de Joan Brossa.
Y hablando de Joan Brossa –el padrino del Museo–, con motivo del segundo aniversario de su inauguración, le dedicó una sextina (Sextina en el Museu de Joguets de Figueres), que se encuentra en su libro homónimo, publicado en junio de 1984. El incremento de los fondos con juguetes ajenos a la colección original aconsejó la constitución de una fundación para administrar el Museo. Así, en 1997 se constituyó la Fundación Museo del Juguete de Cataluña, a la que los fundadores cedieron su colección de forma altruista. En 1998 se inauguró el actual Museo, también en la sede del antiguo Hotel París, aunque completamente remodelado y convenientemente adaptado para la correcta conservación y exhibición de los fondos.
Desde su apertura hasta la actualidad, más de novecientas personas han realizado donaciones al Museo del Juguete de Cataluña. Gracias a su generosidad, el Museo se ha convertido en uno de los referentes internacionales en materia de juegos y juguetes.