Maletín del viajante de baratijas

A principios del siglo xx, los vendedores de quincalla aparecían con su maletín desplegable en los lugares de encuentro de la gente, como las plazas, y a la salida de los teatros o de la iglesia, para ofrecer su mercancía. Los pequeños juegos y juguetes que proponía el vendedor, a precios muy asequibles, despertaban gran entusiasmo entre los niños y las niñas que, con su imaginación, atribuían al objeto más pequeño todo un universo de significados.

Este maletín es el muestrario de un viajante de quincalla, procedente del Bazar Tío Primo González de Arnedo, de La Rioja. La increíble variedad de pequeños objetos, elementos de disfraz y de fiesta, cromos, cuentos en miniatura, calcomanías, sorpresas y otros objetos de quincalla hacen que esta pieza sea por sí misma un pequeño museo dentro del Museo del Juguete de Cataluña.