Los pequeños utensilios de cocina para jugar a cocinar son juguetes clásicos del juego simbólico. Con el juego simbólico, los niños imitan las acciones de la vida cotidiana del mundo de los adultos, desarrollan el pensamiento creativo y aprenden a resolver conflictos.
El museo conserva un importante fondo de cacharritos, entre los que destacan los cacharritos que pertenecieron a la destacada matemática y maestra Maria Antònia Canals Tolosa (1930). Le regalaron estos cacharritos cuando a los cinco años contrajo la tuberculosis y tuvo que hacer un largo período de reposo. Los conservó hasta 2017, año en que los donó al Museo. Asimismo, están el conjunto de cacharritos creados por el alfarero Lluís Cornellà Font, de la Bisbal d’Empordà, que reproduce piezas tradicionales de barro ahumado en miniatura y que confeccionó expresamente para el Museo del Juguete de Cataluña. Cornellà fue el último descendiente de una estirpe de ceramistas que en su taller, activo de 1950 a 1979, siguió elaborando cerámica ahumada de forma tradicional.
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