Conocido como el hombre de las figuras, José Antonio Heredia Navarrete había trabajado como peón de la construcción en la Sagrada Familia, hasta que una enfermedad le obligó a dejar el trabajo. Se dedicó, para ganarse la vida, a la venta ambulante de tortugas de juguete, pero, debido a los pocos beneficios que conseguía, decidió fabricar él mismo juguetes, primero, y, posteriormente, las figuras que vendía. Experimentó con diferentes materiales hasta encontrar el mejor para sus creaciones, a base de alquitrán, un material poco costoso, fácil de conseguir y de trabajar. A partir de la década de 1960 y hasta los primeros años de la década de 1980 vendió sus figuras en Els Encants de Barcelona.
Sus particulares figuras, resultado de su extraordinaria creatividad, combinan las formas humanas y animales, así como atributos masculinos y femeninos, y son una manifestación del arte popular que a partir de la década de 1960, y fundamentalmente de 1970, se desarrolló en la ciudad de Barcelona. Josep Maria Carandell dijo de sus figuras: “Si sale con barbas, San Antón, y, si no, la Purísima Concepción”.
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