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JUGAR AL AIRE LIBRE

 

Las posibilidades creativas del juego no se limitan al espacio entre cuatro paredes. Desde siempre, las calles y plazas han sido para los pequeños un lugar de encuentro donde compartir juguetes y crear nuevos universos paralelos.

Los patinetes y las bicicletas eran los objetos más codiciados por los niños y las niñas de principios del siglo xx. Y, entre ellos, destaca por su velocidad de vértigo el patín fabricado por Auto Sport el año 1925. Pero quemar rueda no era la única posibilidad de juego en la calle, también eran frecuentes otras actividades más tranquilas, como las canicas, los bolos o los diábolos.

En este ámbito nos aguardan algunas sorpresas como los patines del escritor Quim Monzó, una obra del artista catalán Josep Guinovart que recrea unos bolos y la bicicleta de Joan Canela, hecha íntegramente de madera.

 

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